Desde finales de abril y durante buena parte del mes de mayo, Ingrid Cordero ocupo el espacio de la Sala_Temporal. Nosotras habíamos hablado varias veces antes (siento que a Ingrid la entrevisté como cuatro veces, en distintos lugares y con distintos fines). En este caso específico nos referimos a su tiempo en _temporal; los proyectos llevados a cabo y las ideas que surgieron de ellos.

Sin embargo, aprovechando las reuniones pasadas, incluyo en este documento aquello que se dijo con anterioridad y que servirá para entender mejor la práctica artística desarrollada por ella. Como muchas interacciones durante éste último año, esta conversación fue virtual, aunque por comodidad más que otra cosa.

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Conversé con Lola una tarde de abril, algunos días después de iniciar su residencia en Sala_Temporal. Había llegado un poco antes al lugar entonces pude ver lo que había hecho con el espacio antes de hablar y que me explicara los motivos detrás de ese impulso.

Un impulso que iba, curiosamente, dirigido a lo bidimensional, como un cuaderno que se despliega frente a los ojos y revela los pensamientos de aquel que lo expone. Hay algo interesante en esa decisión, pienso, especialmente cuando se sabe que alguien esta mirando.

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necesitábamos que no se pudriera ni se enmoheciera/tan ligeras, secas, frágiles/inflamables perlitas de poliestireno/se expanden ahsí: esferitas/esferitas chiquititas/no podrías adivinar cuántas en tu

tacita/casi arena pero tampoco y ¡lo más fabuloso/es que las podés convertir en cualquier cosa, siempre y cuando un molde que proclama: venid, protejo tu calculadora, refrigerador y televisor!

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“Habitar temporalmente” consistió en una serie de gestos, acciones vivenciales y de convivencia a partir de los recorridos al espacio naturaleza que son parte de la práctica de Stephanie Williams.

Las acciones partieron de tres ejes: habitar temporalmente, archivo desde lo íntimo/incómodo y compartir. 

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«Infinite Sketching Machine surgió de la necesidad de darle el libre curso a mi imaginación por medio del dibujo. El hecho de dibujar sobre una hoja de papel infinita, con un rollo al principio y uno al final, me permitió

concretar un espacio de dibujo infinito y navegable donde puedo navegar en el tiempo para ver la evolución de mi trabajo, así como visitar un momento preciso para revivir una intención especifica».

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La experiencia de ir todos los días a avanzar el mismo cuadro, pasito a pasito, pincelada por pincelada, se convirtió rápidamente en un proceso meditativo y devoto. Me sentía como si trajera ofrendas al cuadro. Como si fuera una planta y todos los días fuera a regarlo para que siguiera creciendo.

Antes de la salita temporal yo me consideraba un ilustrador que estaba dedicado a traer a la realidad las imágenes de otras personas para usarlas en algún negocio. Pero ahora me considero un artista que trae a la realidad las imágenes del subconciente para compartirlas con los demás.

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Las artistas Ana María Moreno, Estefanía Dondi, Susana Vargas y Laura Murillo, bajo la curaduría de Erika Martin, fueron invitadas a reflexionar y desarrollar un solo partiendo de sus propias interpretaciones con relación al ritual.

Desde diciembre de 2020 hasta enero de 2021, cada residente habitó La Sala durante 7 días, como sala de juego, exploración y laboratorio de desarrollo para el inicio de su ritual, y en su séptima noche presentar el work in progress de su propuesta.

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«Durante el tiempo -tan abstracto- de 2020, me he sentido muy gallo, muy tigre y muy presa de ambos, dependiendo del día. Al final todas estas interpretaciones -creo- son una excusa para la introspección, para los mensajes y las decisiones que toca tomar.

Atreverme a entrar a la salita temporal es el atrevimiento plástico personal más grande que he hecho en casi diez años. La intención es: ninguna más que fluir con lo que vaya sucediendo. Entro con la claridad del tigre y el gallo, con un boceto básico, 5 colores y la voz del juicio muy activada».

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«En Microclimas, Ulillo ha querido unificar los entornos que ahora contemplamos en el espacio artístico de _temporal con las sensaciones cotidianas del país. En sus viajes, el artista se ha topado de frente con los diferentes climas y materiales de las diversas regiones costarricenses.

Combinando lo natural y lo artificial; la madera y el metal, sintetizando los micro cambios en las texturas, los micro espacios en las formas, las micro variaciones con el paso de las horas, Ulillo logra con gran delicadeza una sublimación de nuestro entorno natural».

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Cuarto residente de Sala _temporal, Cruz inicia su residencia sin un rumbo predeterminado, pero con una metodología de trabajo que le permite mezclar y experimentar con diversos medios como la fotografía, el dibujo, el video, los recortes, el collage y el grabado.

Más que generar obras “acabadas”, este artista se enfoca en la generación de contenido que puede o no formar parte de series, bocetos o piezas únicas, permitiendo que la metodología, el proceso y el tiempo determinen el uso que se le vaya a dar.

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Tercer residente de Sala _temporal, Oscar Ruiz-Schmidt utiliza el espacio para una diversidad de exploraciones que surgen de la producción multifacética que caracteriza a

Obra Gris: desde la elaboración de prendas y objetos a partir de macramé, hasta el montaje de atuendos que incorporan los colores, texturas y estilos que genera la marca.

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