Oscar Ruiz-Schmidt

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Bio

Director creativo de Obra Gris. Crece en el Pacífico Norte de Costa Rica. Estudia diseño gráfico en la Universidad de Costa Rica, posteriormente obtiene una maestría en diseño de modas en Kunsthochschule Berlin Weissensee, Alemania.

@obragris / @cornucopiazine / www.obra-gris.com

 

 

Sala _temporal

17 de junio, 2020 - 7 de julio, 2020

Tercer residente de Sala _temporal, Oscar Ruiz-Schmidt utiliza el espacio para una diversidad de exploraciones que surgen de la producción multifacética que caracteriza a Obra Gris: desde la elaboración de prendas y objetos a partir de macramé, hasta el montaje de atuendos que incorporan los colores, texturas y estilos que genera la marca. Ruiz también utiliza la Sala como una caja de resonancia, para la cual invita a Mimian Hsu y Ana Sofía Ruiz, coleccionistas de Obra Gris, a realizar un ejercicio de “noise y color” desde la percusión e indumentaria.


 

-391 | 3 de julio 2020 | Macramé

 

i. Conversación de seis minutos

Sala _temporal. Oscar Ruiz-Schmidt. Usa una mascarilla de tela azul oscura, camisa de variados colores pero con partes del mismo azul de la mascarilla, anteojos con marco de plástico transparente. Frente a él cuelgan cuerdas de una estructura de metal. Estoy haciendo una lámpara, dice, cuando le pregunto qué está haciendo. Me muestra la parte de la lámpara –que de momento, para ojos inexpertos, no parece lámpara– donde va el bombillo. Mientras me habla, le hace nudos o algo que parecen ser nudos a las cuerdas.

Con base en lo observado durante los seis minutos de conversación con Oscar, hacer macramé, que es lo que está haciendo él, se parece mucho a tocar el cello. El artista se sienta sobre una silla frente a su instrumento de cuerdas, con postura impecable manipula las cuerdas con un constante, lento y preciso movimiento de ambas manos, hasta crear una pieza que antes de este momento habitaba exclusivamente en su imaginación.

Estoy cubriendo todo el cable de la lámpara, dice. Frente a él una cámara sobre un trípode lo está grabando. Adentro de la sala una luz blanca está encendida, o varias, no recuerdo. Hoy la termino, dice. Lleva una hora. Voy a estar haciendo macramé hasta la próxima semana. Son Objetos, responde cuando le pregunto si la pieza forma parte de Obra Gris. Sí, parte de Obra Gris. Y ya están vendidos. No fue él que lo dijo así, tan puntual y directo, pero así me gusta recordarlo.

Lo felicité. Le pregunté que de dónde la pelota de madera que lleva la lámpara. Tengo un señor que las hace, dice mientras acaricia la pelota. Por escrito suena extraña esa caricia, pero en vivo fue tierna.

Le pregunto que hace cuánto hace esto, él responde una cantidad de tiempo que no recuerdo, pero la razón por la que no la recuerdo es porque seguidamente agrega: en el colegio hacía pulseras; desde joven he sido inquieto; siempre he utilizado técnicas manuales como manera de expresión.

Oscar se paseaba por el colegio con una cajita llena de hilos de colores. Los compañeros elegían ciertos colores o él elegía los colores, y en los recreos hacía las pulseras (“pulseritas”, dice él en un momento) y las vendía. En esos tiempos Oscar no sabía que eso que él hacía se llamaba macramé, eso lo aprendió hasta mucho después.

Me gustó eso: que es algo que está haciendo desde el colegio, que empezó primero haciendo pulseritas. Mientras lo escuché hablar de esa época, me imaginé a un Oscar adolescente haciendo silenciosas pulseras –porque qué sonido genera hacer nudos que se convierten en pulseras– entre el tumulto que caracteriza a cualquier colegio y a cualquier conglomeración de adolescentes. Me gustaría que pase más eso: imaginar y recordar que las personas con las que interactúo, conocidas o desconocidas, fueron una vez niños y adolescentes, y que a veces mucho de lo que hoy hacen lo vienen haciendo desde antes de que fuera necesario hacerlo.

ii. Audio de cuatro minutos y dos búsquedas en Internet

Wikipedia no sabe cuándo nace el macramé ni quién lo inventa, pero sí sabe que el macramé existe al menos desde el Imperio babilónico, del cual sobrevivieron figuras talladas en piedra cuya indumentaria está adornada con nudos de macramé.

De Babilonia, el macramé se esparció por los continentes como hoy se esparcen otras cosas: los árabes usaron el macramé para adornar los bordes de alfombras, toallas y velos; en África se hacían tejidos para alejar a las moscas de los camellos y los caballos; fueron los moros los que llevaron el macramé a España y a Italia; de Italia el macramé invadió el resto del continente europeo; las tripulaciones de los barcos que viajaban de Europa a América y a China hacían objetos de macramé para pasar el tiempo en alta mar y luego vendían sus creaciones al tocar tierra.

Al igual que la relación de Oscar con el macramé, la popularidad de la técnica a nivel mundial ha oscilado. El macramé tuvo su pico durante el siglo XVIII, posteriormente su uso fue poco común. En la década de los setentas –por supuesto– se vuelve a popularizar, pero en los ochentas –por supuesto– se vuelve a olvidar. No es hasta los últimos años, gracias a los millennials –por supuesto–, que resurge nuevamente; aunque esta vez, por las necesidades de nuestro contexto, tal vez se quede durante más tiempo.

De igual manera, después del colegio, que seguramente fue en los noventas, Oscar no vuelve a hacer macramé hasta hace algunos años cuando una clienta que es diseñadora lo visita en su taller y ve unos eslabones hechos por Oscar «que no estaban ahí con más intención que sostener un palo del que colgaba la ropa». Al ver esos eslabones, la diseñadora le pide a Oscar que haga una pieza gigante para una exposición en Nueva York, «y así fue como hice mi primer macramé en escala grande».

Desde su reencuentro con el macramé, Obra Gris ha utilizado la técnica para confeccionar, entre otras cosas: chalecos, cortinas, sillas, wallhangings y lámparas de mesa en las que la marca incorpora a productores locales para crear piezas interdisciplinarias que contribuyen a la activación de la economía local: «Cada lámpara está hecha de cuatro piezas: la madera la hace un ebanista de San Sebastián, la cerámica la hace un señor en Desamparados, la sombra de lino la hace un señor que vive por el Parque La Libertad, y nosotros hacemos el macramé en el taller».

Oscar no dice lo siguiente a raíz de una pregunta mía porque la única pregunta que yo le hice por Whatsapp fue que si él sabía algo de la historia del macramé, a la cual él respondió, con un entusiasmo que le agradezco, un audio de cuatro minutos que concluye así: “Para mí el macramé se trata del ritmo, la repetición, la frecuencia, y la línea; es una línea, la cuerda es una línea que se puede recorrer de principio a fin”.