Ulillo

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Bio

 

Ulillo nace en México y a sus 6 años, su familia traslada su residencia a Costa Rica.

Con formación académica como diseñador gráfico, basa su estilo en la exploración y observación del entorno, capturando las formas y colores, desde lo artificial hasta lo natural, creando un estilo abstracto geométrico.

La búsqueda de la cotidianidad urbana lo llevan a producir arte en espacios públicos, que refrescan el ambiente, dándole una experiencia agradable al público.

Su producción artística comprende murales en gran escala, en exteriores e interiores, así como proyectos comisionados; y más recientemente produciendo obras en estudio de mediano y gran formato.

@ulillo


 

Sala _temporal

23 de agosto - 3 de noviembre, 2020

Microclima por Leonor Taracena Fera

El día estaba gris. Se avecinaba una de esas tardes lluviosas del mes de octubre en San José. Me puse una camisa sin mangas, un suéter y una capa. Había un poco de viento y prefería estar preparada. Tuve que caminar unas cuantas cuadras para llegar a la exposición en la galería _temporal, en donde me esperaba Ulillo. En el camino, poco a poco el sol fue saliendo. De pronto, me di cuenta que en realidad tenía mucho calor; un calor húmedo, aumentado por el cemento y el asfalto de la ciudad. Rápidamente tuve que quitarme las capas de ropa, las que se volvieron más que todo en un estorbo, un cliché de la vida urbana. En la bifurcación entre Avenida Segunda y la Próspero Fernández, por donde pasa la línea del tren, logré ver a lo lejos los cerros de Escazú, nublados a medias, iluminados en algunas partes por los rayos de la luz vespertina.

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Ya había estado una primera vez en esta galería compuesta de dos casas, para una expo. Esta vez la reunión fue en el jardín, donde pudimos estar más tranquilos en tiempos de pandemia. Todos disfrutamos de los minutos del sol, sin necesidad de cubrirnos los brazos. Los árboles del jardín nos daban la sensación de estar en un terreno alejado del movimiento citadino. Pero el gran edificio colindante nos recordaba que, efectivamente, estábamos en la capital cambiante. Al final de la reunión, las nubes habían cubierto de nuevo al sol y volví a agradecer de haber traído un suéter y una capa.

Por unos años viví fuera de Costa Rica y en los últimos momentos que estuve en el país supe que Ulises había empezado a pintar manifestaciones artísticas callejeras. Las veces que regresaba de vacaciones podía ver como iba evolucionando el arte de Ulillo en los diferentes murales expuestos en las calles de la ciudad. A principios de este año 2020, antes de que cerraran las fronteras nacionales por el Covid, tuve la ocasión de ir a una exposición en la Ciudad de México en la que Uli estaba presentado parte de sus obras dentro del movimiento abstracto. Allí tuvimos ocasión de hablar pausadamente de su visión del mundo y de su trabajo artístico. Me dijo que su reflexión pictórica venía de la observación de los cambios repentinos en el entorno en el que vive.


 

Como artista, Ulises está en constante búsqueda de la materialización de sus observaciones por medio de juegos geométricos. Su obra nos reta por sus colores y sus formas, despertando en nosotros diferentes sensaciones, así como lo hace sutilmente nuestro entorno. El título de su exposición no es ajeno a ello, Microclimas.

 Todos en algún momento de nuestra historia académica escuchamos hablar de los diferentes climas que se presentan en Costa Rica. Vivimos en un país de 51.100 km cuadrados y dentro de este espacio, que a los ojos de algunos es pequeño y en el que podrían pensar que el clima es uniforme, en realidad se desenvuelven una gran variedad de microclimas. Estos dependen de factores como la geografía, la topografía, la altitud-latitud, la luz, los niveles de humedad. Elementos que alteran las condiciones meteorológicas en clave regional. De ahí que como seres vivientes estemos sujetos a estos microclimas y que las sensaciones que tenemos del propio entorno natural pinten nuestro imaginario cotidiano.

Los paisajes, los colores, las líneas, los ruidos, la sensación térmica son procesados por nuestros órganos sensoriales. Conscientemente, nos movemos a través de un territorio en la búsqueda de aprehender esas diferentes sensaciones. El calor de la playa, la neblina de la montaña, el sol en verano, la humedad de la selva, el color de los mares. Momentos que fotografiamos con todo nuestro cuerpo y que recordamos en la tranquilidad de nuestras casas un día de lluvia torrencial. El clima –y por ende el microclima– es un factor que moldea nuestra manera de vivir.

Las variaciones climáticas determinan nuestras condiciones de existencia, nos adaptamos a ellas. No podemos olvidarnos que, como seres que producen instrumentos artificiales para su supervivencia, también tenemos incidencia en la creación de los microclimas.  La actividad humana, la arquitectura, las emisiones de gases producen en la ciudad y en el campo un cambio en el ambiente. Tanto ha sido la incidencia del ser humano, que el clima del planeta se ha modificado a una velocidad vertiginosa y la destrucción del medioambiente parte de nuestro horizonte. El clima y las condiciones atmosféricas son algo que nos afecta a todos. Nuestro entorno es lo que nos permite ser seres vivos.

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De ahí que estos cambios no dejen a Ulillo indiferente. Sus creaciones se inscriben bajo un ojo ordenado y metódico, pero también lleno de amor, en un proceso en donde abstrae la naturaleza para invitarnos a volver a ella. Su trabajo más reciente se lee como un paso de la calle a la galería y sus observaciones se centran en la fenomenología de los nuevos espacios, que bien podrían llamarse micro-espacios.

 En Microclimas, Ulillo ha querido unificar los entornos que ahora contemplamos en el espacio artístico de _temporal con las sensaciones cotidianas del país. En sus viajes, el artista se ha topado de frente con los diferentes climas y materiales de las diversas regiones costarricenses. Las montañas del centro, los atardeceres del Pacífico, la dicha de que siempre nos acompañen las flores, regadas por una lluvia casi perpetua. Sus cuadros reflejan esos cambios de luz y la multiplicidad de los colores. Combinando lo natural y lo artificial; la madera y el metal, sintetizando los micro cambios en las texturas, los micro espacios en las formas, las micro variaciones con el paso de las horas, Ulillo logra con gran delicadeza una sublimación de nuestro entorno natural. 

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